miércoles, 18 de marzo de 2009

Israel rechaza toda imposición de la UE para negociar la paz

miércoles, 18 de marzo de 2009
La negativa de Netanyahu a hablar del Estado palestino enfría las relaciones

JUAN MIGUEL MUÑOZ - Jerusalén - 25/04/2009

Con palabras y hechos, el Gobierno ultraderechista israelí desafía a la Unión Europea y a sus esfuerzos por impulsar una negociación con la Autoridad Palestina. Es consciente el primer ministro, Benjamín Netanyahu, de que la política exterior de Bruselas es poco más que una entelequia. Sabe que la unanimidad que exige la adopción de decisiones hace inviable la imposición de sanciones, por simbólicas que fueren.

Esa misma unanimidad supone un obstáculo a la mejora de relaciones económicas, científicas y culturales acordada a finales de 2008 entre la UE e Israel y congelada por la guerra de Gaza. "No nos pongáis condiciones", dijo el jueves Netanyahu al primer ministro checo y presidente de turno de la UE, Mirek Topolanek.

Bruselas, al igual que la Administración de Obama, advierte que Israel debe detener la construcción en las colonias de Cisjordania y la demolición de casas palestinas en Jerusalén Este, además de aceptar la negociación con los palestinos sobre la base de los dos Estados.
"Actividades recientes tendentes a crear nuevas realidades sobre el terreno refutan esta visión", ha declarado la comisaria de Exteriores de la Unión, Benita Ferrero-Waldner. Netanyahu no lo niega. Además, rechaza aceptar los compromisos pactados por anteriores Gobiernos israelíes. Una posición similar a la de Hamás que acarrea consecuencias dramáticas para el millón y medio de habitantes de Gaza que sufren el bloqueo económico.

Demolición de casas

Sólo esta semana las excavadoras han demolido una casa en la Jerusalén ocupada y media docena al sur de Nablus (Cisjordania). Suman alrededor de 500 durante el último lustro. El primer ministro hace oídos sordos a las peticiones, fiel a la carta fundacional de su partido, el Likud, que no reconoce el derecho a los palestinos a formar su Estado. "Si los israelíes no pueden construir viviendas en Cisjordania, tampoco a los palestinos se les debe permitir... No tengo planes para levantar nuevas colonias, pero si alguien quiere edificar una nueva casa en las que ya existen, no creo que haya problema", asegura Netanyahu.

Sí hay problema, aunque Israel pretenda que el carril del pacto con la UE sea paralelo al del conflicto con los palestinos.

"La cuestión es si se va a condicionar el acuerdo adoptado a finales de 2008 a la admisión del principio de los dos Estados. Cinco o seis países parecen dispuestos a hacerlo. Lo que casi con seguridad no tendrá lugar es la cumbre anual que la presidencia checa de la UE deseaba celebrar con Israel en junio. Cuando sea necesaria la unanimidad, no creo que se logre, aunque por la misma razón tampoco se conseguirán pronunciamientos contra Israel", afirma un diplomático occidental acreditado en Tel Aviv.

En plena crisis económica, varios dirigentes europeos comienzan a sugerir que la financiación de la Autoridad Palestina (unos 1.000 millones de euros anuales) se enmarca en un plan institucional que sólo tiene sentido si el objetivo es la creación del Estado palestino. Dejan caer también que las opiniones públicas europeas pueden acabar hartas de pagar a Israel la factura que le correspondería como país ocupante.

EL PAÍS

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